16 de diciembre de 2009
De Sandro Ortega, en el Diario Critica.-
Formación en Enfermería
http://www.criticadigital.com.ar/tapaedicion/diarioentero649web__.pdf
Diario Critica de la Argentina
Miércoles 16 de diciembre de 2009, Pagina 38.-
En estos momentos, tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, el desempleo, el subempleo, el empleo precario y la exclusión social que puede ser consecuencia de esos estados se presentan como los problemas sociales
más graves. Seguramente, hay acuerdo que en principio debiéramos promover en los futuros trabajadores de la salud: el cuidado propio; es decir, acometer con entusiasmo lo que llaman la formación en los valores.
En lo relacionado con la salud y la seguridad, si bien se cuentan con algunas experiencias positivas, la escuela sigue siendo, en la mayoría de los casos, ignorante de la temática ajena a la realidad del entorno.
En malas condiciones de trabajo, hay un mensaje social que tiende a significar el cuerpo del trabajador como mera herramienta, privándolo como sujeto de sentimiento y creación intelectual.
El trabajador en esas condiciones acepta el riesgo de accidente como algo natural y lo admite como propio, lo que se traduce en neurosis de angustia y sentimiento de desvaloración. Las enfermeras constituyen el grupo principal del personal de atención de salud que dispensa la atención primaria y mantiene los vínculos entre las personas, las familias, las comunidades y el resto del sistema de salud. En cooperación con los demás miembros del equipo de cuidados de salud, con otros sectores o individualmente, la enfermería explora modos nuevos y mejores para la preservación del bienestar, o el mejoramiento de la salud, y aporta calidad
a los resultados de estos cuidados.
Por ello, requerimos tener acceso a los niveles de formulación de políticas públicas en materia de salud y seguridad social, y condiciones dignas y justas de trabajo en todos los espacios de ejercicio.
Para transformar, hay que conocer.
Entonces, primero hay que desarrollar la aptitud para conocer los factores de riesgos presentes en un lugar de trabajo y sus efectos potenciales sobre la salud y seguridad.
A ese conocimiento hay que agregar el de las posibles alternativas y los distintos grados de corrección que brindan.
Sólo así se puede garantizar la autonomía del trabajador y la capacidad para transformar una situación de riesgo.
Además, la educación debería dirigirse a desarrollar el aprecio por el propio cuerpo, la idoneidad para la identificación y evaluación primaria de riesgos y la capacidad para transformar una condición hostil en otra promotora de
la salud.
Con disposición podemos construir una realidad mejor.
Sandro Ortega
DNI 20.572.206
miércoles, 16 de diciembre de 2009
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